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lunes, 25 de enero de 2016

¿Qué es un gran libro? Responde Mario Vargas Llosa

Mario Vargas Llosa en la biblioteca de su casa en Madrid.
Foto: Ángel de Antonio, publicada en Abc (19-5-2013).

En su Elogio de la educación (Taurus, Great Ideas, 2015), Mario Vargas Llosa recopila varios textos en los que responde a preguntas del tipo: ¿Qué es un gran libro? ¿Leer, nos hace mejores? ¿Por qué dedicar nuestro tiempo a la ficción? De esta forma desmitifica la idea de la Literatura como pasatiempo y la sitúa en el contexto la formación de personas. Huelga decir que el Nobel sabe que la Literatura no es sólo una herramienta pedagógica. Es más: es formativa precisamente porque no es una herramienta, sino expresión y desarrollo de nuestra propia naturaleza humana.

jueves, 21 de enero de 2016

Ficción y realidad en torno a la figura de Kapuscinski

Ryszard Kapuscinski, captura de pantalla del reportaje Poet on the front line (Gabrielle Pfeiffer, 2004).
Ryszard Kapuscinski ha sido reconocido como «el mejor reportero del siglo XX». En España se puso de moda a finales de los 90 y desde entonces hasta su muerte, en enero de 2007, su leyenda fue creciendo en los círculos periodísticos y universitarios. Quizá el momento cumbre de su popularidad en nuestro entorno lo alcanzó en 2003, cuando recibió el Premio Príncipe de Asturias de Comunicación y Humanidades.

En el año 2010 llegó a España Kapuscinski, non-fiction, una biografía del maestro escrita por uno de sus discípulos, Artur Domoslawski. Un aforismo latino atribuido a Aristóteles reza así: Amicus Plato, sed magis amica veritas (algo así como «Amigo de Platón, pero aún más amigo de la verdad»). Pues bien, Domoslawski parece compartir esa idea y no tiene inconveniente –con ciertos apuros– en desmentir algunas imprecisiones y leyendas que Kapuscinski construyó no sólo en sus reportajes, sino en torno a su propia persona.

lunes, 28 de diciembre de 2015

¿El final de la ideología?

El genial Mingote dedicó varias de sus viñetas publicadas en Abc a denunciar el pensamiento ideológico.

Las ideologías son un fenómeno histórico que nace en Europa y caracteriza la Edad Moderna. Si nos tomamos en serio esta afirmación, deberíamos sacar de inmediato algunas conclusiones importantes. La primera es que ni la Filosofía, ni el Arte, ni la Religión –ámbitos cuya tradición se remonta miles de años atrás– tienen, en principio, nada que ver con la ideología. Otra cosa es que, desde hace 300 años, el pensamiento ideológico haya invadido todos los ámbitos de la vida con tal virulencia que hoy apenas podemos distinguir cuándo la Filosofía –o el Arte o la Religión– dejan de serlo para transformarse en Ideología.

Pero esta confusión es terrible, porque la ideología se caracteriza por exacerbar las pasiones, simplificar las ideas, dividir a los hombres en bandos, pretender resolver los problemas de la vida y prometernos la felicidad en la tierra. Justo lo contrario que pretenden la verdadera Filosofía, el auténtico Arte, la Religión piadosa, a saber: educar las pasiones, ampliar nuestra comprensión de la realidad, unir a los hombres, situarnos frente al misterio de la vida y responder a nuestro anhelo de trascendencia.

jueves, 24 de diciembre de 2015

Conversaciones sobre ‘El Principito’



El Instituto John Henry Newman (IJHN) quiso sentarnos cara a cara a @Chema Alejos y a un servidor para conversar sobre El Principito. Sin guion, sin indicaciones… dos buenos amigos que comparten pasión por una misma obra. Supongo que gustará a los amantes del libro; a nosotros se nos pasó la hora en un suspiro y me temo que hicimos trabajar extra a los editores del Instituto.

jueves, 26 de noviembre de 2015

López Quintás: ‘La ética o es transfiguración o no es nada’

Retrato del profesor Alfonso López Quintás. Fotógrafo, fecha y lugar, desconocidos (¡por ahora!).

«Crecer es ley de vida». «Crecemos jugando, es decir, asumiendo las posibilidades creativas que nos ofrecen las realidades del entorno». «Cuando se da esa fecunda interacción creativa, podemos decir que actuamos inspirados». Estas son algunas claves que encontramos ya en el Prólogo de La ética o es transfiguración o no es nada (BAC, 2014), la última gran obra –hasta el momento– del profesor Alfonso López Quintás, importante figura del personalismo español.

domingo, 6 de septiembre de 2015

George Steiner: «No nos quedan más comienzos»

George Steiner en una fotografía de archivo. He tratado de encontrar, sin éxito, el origen y autor 
de esta imagen, lo cuál no deja de ser un buen símbolo para esta entrada del blog.
Qué comienzo. Qué primera frase para romper el silencio. Qué confesión. Qué contradicción es comenzar un libro con las palabras: «No nos quedan más comienzos». Gramáticas de la creación. «En las cosas, naturales y humanas, el origen es lo más excelso», continúa. Sabor finisecular y pesimista. Expresa el «cansancio esencial» de Occidente, a cuyas espaldas queda un siglo XX cargado de promesas y traumatizado por las guerras mundiales y el fracaso de las utopías. Demasiadas promesas incumplidas: el milagro de la educación y la organización del estado moderno, el milagro de la ciencia y la tecnología, el milagro de la economía y el paraíso del bienestar.

La metáfora perfecta de la modernidad, dice George Steiner, es La Metamorfosis de Kafka. El hombre queda trasmutado en bicho, aplastado por la burocracia, el trabajo alienante, las relaciones puramente funcionales y el universo de cosas que ha construido. El hombre, instalado en un universo de cosas, queda reducido a mera cosa.

lunes, 24 de agosto de 2015

Drácula: un original que supera todas las copias

Winona Ryder es Mina en Bram Stoker's Dracula (Francis Ford Coppola, 1992). 
A pesar del título, la película traiciona los valores y el sentido de la novela original.

Estoy seguro de que sabes quién es el conde Drácula, pero quizá no hayas leído la genial novela que dio fama mundial al personaje y que supo crear esa insuperable atmósfera romántica y pavorosa, científica y mítica, diabólica y sagrada: el Drácula de Bram Stoker. Con este libro viví la experiencia reveladora que acontece cuando te encuentras con un original radicalmente distinto –e infinitamente mejor– que sus posteriores adaptaciones.

La novela de Abraham (Bram) Stoker es una de las historias mejor construidas de las letras universales (según Luis Alberto de Cuenca) y la novela más hermosa jamás escrita (según Oscar Wilde). Sin duda, lo segundo es más exagerado que lo primero pero, en ambas afirmaciones hay algo de verdad. Incluso quien no sea un amante de la literatura quedará fascinado por la genialidad estructural de la obra, construida con retazos de diarios, recortes de periódico y notas manuscritas, y con un ritmo y juego de perspectivas que enganchan al lector de forma similar a las mejores novelas policíacas.

jueves, 13 de agosto de 2015

Sólo el asombro conoce

Werner Heisenberg formuló el principio de incertidumbre. Recibió el Nobel de Física en 1932.

La posibilidad del contacto con los genios mediante la lectura es una «gracia» para la que deberíamos prepararnos «como para la oración» (A.-D. de SertillangesLa vida intelectual, Atlántida, 1944). Quizá hubo un tiempo en que no era necesario decir esto. Aquel tiempo en que los libros eran escasos; la lectura, el privilegio de unos pocos; y conservar el saber por escrito, algo demasiado costoso como para relatar tonterías. En aquel tiempo, todo libro era un tesoro en sí mismo y por su contenido; y poder leerlo era un privilegio frente al que era imposible no responder agradecido. Hemos perdido la conciencia agradecida de herederos en este y otros muchos campos, y por eso, entre otras razones, resulta necesaria una pedagogía del asombro.

jueves, 23 de julio de 2015

Cormac McCarthy: lo esencial en la carretera

Fotograma de la película La carretera (The RoadJohn Hillcoat, 2009), protagonizada por Viggo Mortensen.
«Retirado en la paz de estos desiertos
con pocos, pero doctos, libros juntos
vivo en conversación con los difuntos
y escucho con mis ojos a los muertos».

Así empieza el soneto que escribió Quevedo a su editor desde la torre que era a un tiempo refugio y destierro. En otros géneros, sería imprudente no leer a autores vivos pero en Literatura suelo seguir la máxima de Quevedo: «pocos, doctos y difuntos». Tenemos poco tiempo para leer, así que conviene acertar y la mejor criba la ofrece el paso de los siglos.

Mi consejo llevó a mi buen amigo Juan Pablo Serra a retomar la lectura de algunos clásicos y pronto me comunicó su alegría por haberse encontrado con la genial San Manuel Bueno Mártir, de Unamuno. Me recomendó, contra mi máxima, que leyera a un autor vivo. «Si te sirve de aliciente, te diré que el autor tiene 77 años». Humor negro. Hablaba de Cormac McCarthy y su breve La carretera (The Road, 2006) Luego llegó la película, pero leí primero el libro, definitivamente mejor.

lunes, 20 de julio de 2015

Frank Capra nos revela "El secreto de vivir"

Imagen promocional de El secreto de vivir, con Gary Cooper y Jane Athur, 1936.

Frank Capra aterrizó en el cine con la esperanza de ganar algunos dólares. Le cogió el truco y obtuvo muchos éxitos. Soñaba con ganar un Oscar. Obtuvo cuatro nominaciones por Dama por un día (1933) y, mientras ponía todo su empeño en promocionar esa película, rodó sin mucho interés Sucedió una noche (1934). La primera no obtuvo ningún Oscar; la segunda, pese a las regulares críticas iniciales, se convirtió en la favorita del público. Fue la primera película en ganar los cinco Oscar más importantes: director, película, guión, mejor actor y mejor actriz.

lunes, 13 de julio de 2015

Dar clase con la boca cerrada (y sin usar super-poderes)

Patrick Stewart es Charles Xavier en X-Men (Bryan Singer, 2000). 
El profesor Xavier puede controlar la mente de sus alumnos, pero renuncia a hacerlo. ¿Por qué?

Don Finkel dedicó su vida a la docencia universitaria. Escribió una última obra en la que, poco antes de morir, relata sus experiencias y criterios docentes. Es un testimonio interesante, además de una reflexión y propuesta metodológica aprovechable. El libro está dedicado a su esposa y a sus cuatro hijos y el tono es radical al tiempo que moderado. Radical en su propuesta, moderado en su carácter. El título es todo un desafío: Dar clase con la boca cerrada, y no es una metáfora. La obra está prologada por Ken Bain, autor de Lo que hacen los mejores profesores universitarios, libro que rescatamos de vez en cuando para este blog.

La propuesta de Finkel consiste en «dejar que hablen otros»: los libros, los estudiantes, los colegas, etc. El papel del profesor consiste en escoger una gran obra, ponerla en manos de los alumnos, dejar que éstos descubran las preguntas de fondo, dejar que las respondan, intervenir lo justo para que el debate no se salga de quicio y dar las respuestas justas, sólo cuando se tiene la seguridad de que los alumnos no podrán responderlas y después de que ellos hayan ensayado las respuestas que llevan dentro. El reto jamás es solucionar el libro pues si es un libro grande sus misterios son eso, misterios, y no tienen solución. Sencillamente, esos libros nos iluminan, nos descubren cosas, enmiendan o fecundan nuestra vida, nos despiertan del sueño cotidiano.

lunes, 18 de mayo de 2015

Cartas a un joven artista

A Book from the Sky, Xu Bing.

Art on Paper publicó en el verano de 2005 un número especial titulado Cartas a un joven artista. El proyecto, inspirado en las Cartas a un joven poeta de Rainer María Rilke, constaba de 12 cartas escritas por artistas consagrados como respuesta a la de un ficticio joven artista. El libro Letters to a young artist, editado por Peter Nesbett, Shelly Bancroft y Sarah Andress (Cartas a un joven artista, ed. El Ciprés, trad. de Nuria Armengol, quien nos cuenta cómo conoció este libro en su blog) amplía esa lista a 23 cartas, 23 artistas que responden desde sus experiencia a las preguntas e inquietudes de quien se inicia en esa preciosa e incierta vocación.

Las respuestas son tan variadas como el carácter, los orígenes y el arte de los 23 artistas escogidos: Cai-Guo Qiang, John Baldessari, Adrian Piper, Guerrilla Girls, Yoko Ono, Howardena Pindell, Alex Katz, Elizabeth Murray, Gregory Amenoff, Jessica Stockholder, Jimmie Durham, Jo Baer, Joan Jonas, John McCrakken, Joseph Grigely, Kerry James Marshall, Lawrence Weiner, Mierle Laderman Ukeles, Stephen Shore, Thomas Nozkowski, William Pope, Xu Bing e Yvonne Rainer.

El libro encierra un valor pedagógico que trasciende el arte e invita a pensar sobre la propia vida; por eso suelo trabajarlo con mis alumnos de Bellas Artes y Diseño. Pero el libro encierra también un valor testimonial -como le ocurre al de Rilke-, pues rara vez los artistas tratan de explicarse a sí mismos con la sencillez, la frescura y el ámbito de intimidad que genera la recepción y redacción de una carta.

domingo, 26 de abril de 2015

Amor y pedagogía

Retrato de don Miguel de Unamuno, Repositorio Documental de la Universidad de Salamanca.

Escribí recientemente sobre el delicioso aunque tímido ensayo Mal de escuela, en el que Daniel Pennac disertaba durante un buen puñado de páginas para atreverse a decir, finalmente, que en esto de la enseñanza, en esto de lograr el milagro de que un chiquillo perdido llegue a ser un adulto maduro y libre, más que una buena preparación el profesor necesita amar a sus alumnos.

Más de 100 años antes de que Pennac escribiera sus errabundas reflexiones, nuestro genial Miguel de Unamuno publicó su novela Amor y pedagogía. En ella, pretendía burlarse de quienes ya entonces idolatraban el positivismo aplicado a la sociología y a la pedagogía. Unamuno consideraba una verdadera amenaza a quienes creían que los medios para la felicidad social y la educación perfecta de los niños podían determinarse mediante la aplicación de leyes, procesos y herramientas que los profesores debían ejecutar como máquinas perfectas, funcionarios-operarios. Más o menos la mentalidad que inspira nuestras últimas leyes sobre educación, así como las diversas directrices de la Unión Europea sobre la aplicación del paradigma del Aprendizaje Basado en Competencias en todos los niveles de educación y en todas las instituciones educativas.

jueves, 16 de abril de 2015

El principio de Peter: un ensayo sobre jerarquiología

Este principio de Dilbert es compatible con El principio de Peter y expresa bien cómo nos sentimos
cuando la confianza de la institución está más en los procedimientos que en las personas.

Laurence J. Peter y Raymond Hull publicaron a finales de los 60 El Principio de Peter, un ensayo sobre jerarquiología de gran éxito que se convirtió en obra de referencia para conocer el funcionamiento interno de las organizaciones. El tono de ensayo y la formulación de sus tesis pueden sonar a guasa, pero está muy documentado y, en cuanto nos lo tomamos en serio y revisamos nuestra experiencia, vemos que encierra cierta sabiduría. Ahora que está de moda la formación por competencias, recordé que el concepto central del ensayo de Peter y Hull es el del nivel de incompetencia. Comparto contigo lo que escribí hace algunos años sobre este libro.

miércoles, 8 de abril de 2015

Hanna frente al homo faber

Homo faber, Max Frisch, 1957.
Walter Faber era un ingeniero, un técnico de la Unesco, que un día empezó a darse cuenta de que su vida, sencillamente, funcionaba. Al principio no era consciente de lo que le pasaba. Hubiera sido incapaz de formularlo así, pero, sin duda, algo iba mal, y lo que le ocurrió en el aeropuerto encerraba una metáfora perfecta de su situación.

Estaba en el duty free, esperando su transbordo. Se dio cuenta de que no quería seguir viajando, no quería ir al destino final marcado en su billete. Era una impresión irracional, pero se sintió agobiado y dirigido. Decidió no subir al avión. Fue a un bar. «Plane is ready for departure», escuchó, pero hizo oídos sordos. Su retraso era tan notable que la megafonía empezó a llamarlo por su nombre. «Your attention, please… Passenger Faber, Passenger Faber».

Aunque era evidente que ninguno de los presentes en el bar sabía que él era Faber, se sintió incómodo y fue a esconderse en el cuarto de baño. La llamada continuó insistentemente. Le martilleaba. Le mareaba. Llegó a tener un ataque de pánico y casi pierde el conocimiento. Después de un rato largo, el megáfono dejó de sonar. Algo de paz. Regresó a la barra del bar. Al poco, apareció una azafata: «There you are!. We’re late, Mister Faber, we’re late». El pobre Faber sólo pudo decir: «I’m sorry». Encogió los hombros y subió al avión.

La tecnología, la seguridad, los transportes… esas cosas que para él habían sido hasta entonces su fe, su vocación, su destino, su trabajo, su vida… le atrapaban y dirigían sin que él fuera capaz de controlar la situación. Hemos confiado tanto en las máquinas y los procesos para no tener que confiar en el hombre y ahora, cuando el hombre trata de ser humano, de ser él mismo, queda automáticamente fuera del sistema y juzgado como irracional.

jueves, 1 de enero de 2015

La primera impresión: frases que inauguran las grandes obras literarias

Keira Knightley encarna la Anna Karenina de Joe Wright, 2012.

La primera impresión no tiene por qué ser definitiva, pero es muy importante, porque orienta los siguientes pasos; y lo cierto es que hay una primera impresión en casi todos los órdenes de la vida: la primera impresión que recibimos -o que damos- al conocer a otra persona, al empezar un nuevo año, al encontrarnos con un libro e, incluso, al iniciarnos en el mundo de la lectura.

Acerca del buen leer hay demasiados mitos y muchos de ellos son culpables de la desafección por la lectura de demasiadas personas. Cuando repaso con mis alumnos los consejos que dan los grandes lectores, se quedan estupefactos. «Hay que leer poco», es siempre el primero. El segundo consejo rompe otro gran mito: «Hay que saber escoger los libros y en los libros». Es decir, que como debemos leer poco, no sólo conviene evitar muchísimas lecturas, sino que además tampoco es conveniente leer siempre libros enteros.

martes, 16 de diciembre de 2014

Las "mates" no son como la vida

«El señor Jeavons decía que a mí me gustaban las matemáticas porque son seguras. Decía que me gustaban las matemáticas porque consisten en resolver problemas, y esos problemas son difíciles e interesantes, pero siempre hay una respuesta sencilla al final. Y lo que quería decir era que las matemáticas no son como la vida, porque al final en la vida no hay respuestas sencillas».

Este fragmento está tomado del best-seller de Mark Haddon El curioso incidente del perro a media noche. El libro cuenta la historia de Christopher Boone, un chico de 15 años con una mente prodigiosa para las matemáticas y nula para lo social y emocional. La aparición de un perro muerto en el jardín de su vecina le hará esforzarse por salir de sus rutinas y por enfrentarse a un mundo que odia.

Las reflexiones del chaval no dejan de ser curiosas. La inocencia con la que mira el mundo puede descubrirnos algunas cosas sobre nosotros mismos que no podríamos explicar así, porque llevamos demasiadas capas e interpretaciones a cuestas. En este párrafo escogido, el chico tiene razón. Las cosas que nos gustan y nos entretienen, los hobbies con los que perdemos horas y nos evadimos de lo cotidiano, nos gustan porque, al final, tienen solución. Tal vez nos cueste mucho llegar a ella, pero tienen solución.

Algo similar expresaba Andy, protagonista de Antes que el diablo sepa que has muerto (Sidney Lumet, 2007), respecto de la contabilidad: «¿Sabes una cosa? Lo bueno de la contabilidad inmobiliaria es que puedes… puedes sumar al final de una página o en medio de una página y todo encaja, al final del día todo encaja. El total es siempre la suma de las partes. Es limpio, claro, impecable, indiscutible. Pero mi vida no es… no encaja, es… nada está conectado con el resto, no. Yo no soy la suma de las partes. Todas las partes juntas no suman un único yo, supongo». Como comentamos entonces, los seres humanos no podemos ajustar cuentas con la vida. Nunca nos salen las cuentas.

lunes, 17 de noviembre de 2014

El balcón de Sócrates: educar para la ejemplaridad



Más o menos, todos entendemos que la educación consiste en hacer partícipes a los niños de lo que los mayores consideramos bueno o malo, hermoso o feo, valioso o trivial. Diría Luigi Giussani: «Educar consiste en introducir en la realidad». Consiste en que el niño abandone el mundo fantástico o mítico y forme su propio criterio a partir de una hipótesis que debe verificar: la validez de las convicciones más valiosas de su tradición, encarnada en sus mayores. El niño puede asumir creativamente aspectos de su tradición y desechar otros. Lo decisivo es que forme su propio criterio y adquiera las convicciones necesarias para comprometerse con su propia vida, para responder de esas convicciones. Por eso identificamos la madurez con la responsabilidad; y la inmadurez, por el contrario, es el mariposeo contradictorio de quien se mueve sin orientaciones claras y firmes.

Sin embargo, el mundo que nos ha tocado vivir mira con sospecha a las convicciones. El relativismo público busca fundar el consenso social en acuerdos de mínimos. Ahora bien, ninguna convicción auténtica, ningún criterio de vida recta, ninguna de las preguntas fundamentales de la vida, son susceptibles de ser respondidas por el consenso. Ningún consenso puede suplantar nuestra conciencia. Sólo yo puedo obligarme, no por consenso, sino por las convicciones que me forme en diálogo con otras personas que muestren también sus convicciones, sean o no las mías.

sábado, 30 de agosto de 2014

Daniel Pennac, contra «la soledad y la vergüenza del alumno que no comprende»

Daniel Pennac es guionista de la entrañable Ernest & Celestine (2012).
«A todos los que hoy imputan la constitución de bandas sólo al fenómeno de los suburbios, les digo: tenéis razón, sí, el paro, sí, la concentración de los excluidos, sí, las agrupaciones éticas, sí, la tiranía de las marcas, la familia monoparental, sí, el desarrollo de una economía paralela y los chanchullos de todo tipo, sí, sí, sí… Pero guardémonos mucho de subestimar lo único sobre lo que podemos actuar personalmente y que además data de la noche de los tiempos pedagógicos: la soledad y la vergüenza del alumno que no comprende, perdido en un mundo donde todos los demás comprenden». 
Éste es el primero de muchos párrafos memorables de Mal de escuela (2008), un ensayo en el que Daniel Pennac repasa los problemas de la educación actual y recuerda sus experiencias como alumno zoquete y, más tarde, como veterano profesor de instituto francés.

lunes, 16 de junio de 2014

La Feria del Libro de Madrid: una oportunidad para crecer en el encuentro

En la Feria del libro de Madrid, con mi lectora más joven. Fotografía de Vanessa Silvano.

«Mi primera vez al otro lado de la caseta», me repetía una y otra vez. Durante años he acudido a la Feria del Libro de Madrid como un lector apasionado, con ganas de descubrir tesoros de imaginación y reflexión encuadernados. En los caracteres impresos y abstractos de cada libro descubro infinitos mundos posibles que me devuelven al nuestro, el de cada día, con una mirada y una ilusión renovadas.

El pasado domingo, 15 de junio de 2014, fue mi primer día en la Feria del Libro como escritor, es decir, al otro lado de la caseta. O eso pensaba, porque aguanté allí apenas unos minutos. Pronto salí corriendo al encuentro de quienes vinieron a verme y pasé las dos horas charlando, riendo, firmando y, hay que decirlo, vendiendo algún libro. ¿Qué aprendí de todo eso?