lunes, 28 de diciembre de 2015

¿El final de la ideología?

El genial Mingote dedicó varias de sus viñetas publicadas en Abc a denunciar el pensamiento ideológico.

Las ideologías son un fenómeno histórico que nace en Europa y caracteriza la Edad Moderna. Si nos tomamos en serio esta afirmación, deberíamos sacar de inmediato algunas conclusiones importantes. La primera es que ni la Filosofía, ni el Arte, ni la Religión –ámbitos cuya tradición se remonta miles de años atrás– tienen, en principio, nada que ver con la ideología. Otra cosa es que, desde hace 300 años, el pensamiento ideológico haya invadido todos los ámbitos de la vida con tal virulencia que hoy apenas podemos distinguir cuándo la Filosofía –o el Arte o la Religión– dejan de serlo para transformarse en Ideología.

Pero esta confusión es terrible, porque la ideología se caracteriza por exacerbar las pasiones, simplificar las ideas, dividir a los hombres en bandos, pretender resolver los problemas de la vida y prometernos la felicidad en la tierra. Justo lo contrario que pretenden la verdadera Filosofía, el auténtico Arte, la Religión piadosa, a saber: educar las pasiones, ampliar nuestra comprensión de la realidad, unir a los hombres, situarnos frente al misterio de la vida y responder a nuestro anhelo de trascendencia.

Por eso creo que tiene plena vigencia el estudio de Daniel Bell El final de la ideología, en el que el autor se lamenta, precisamente, de que:
«La historicidad del término [ideología] ha perdido su contexto y sólo queda la penumbra peyorativa y desagradable [¡quizá ya ni eso!], pero no la claridad conceptual. Ideología se ha convertido en una palabra fallida. Igual que pecado» (p. 172). 
Los análisis y distinciones de Bell recogidos en este volumen nos ofrecen claves fundamentales para el análisis del tiempo presente e, indirectamente, para un (auto)examen sobre nuestros planteamientos personales, políticos y sociales: ¿Pensamos de forma rigurosa o pensamos ideológicamente? ¿Qué consecuencias sociales tiene el triunfo político de planteamientos ideológicos?

Ángel Rivero ha editado algunos de los ensayos de Bell en torno a esta cuestión (Daniel Bell, El final de la ideología, Alianza Editorial, Madrid, 2015, 178 pp.), proyecto muy oportuno en la actual coyuntura política española. No me resistí a escribir una reseña para el número 2 de Relectiones, Revista Interdisciplinar de Filosofía y Humanidades, en la que participo como miembro del Consejo de Redacción. Precisamente en este número 2 proponíamos como tema «De las ideologías a la experiencia de lo real», convencidos que si bien las ideologías de izquierda y derecha parecen –sólo parecen– estar en declive, la mentalidad ideológica ha triunfado en todos los órdenes de la vida: Política, Economía, Educación, Universidad, Ecología, Sociología, Periodismo, etc.

En ese mismo número reseño también la re-edición y actualización del pensamiento de Fukuyama (Francis Fukuyama, ¿El fin de la historia? Y otros ensayos, Alianza Editorial, Madrid, 2015, 164 pp.), obra que abunda en estos mismos temas.

¿Será casualidad este aluvión de re-ediciones, esta renovación de la preocupación por las ideologías? Yo creo que no. Las ideologías –provocadas por la actitud que en este blog hemos denominado actitud dialéctica– vuelven a la carga. Nos toca re-armarnos de valor, bucear en los tesoros de la filosofía, el arte y la religiosidad y responder con una actitud dialógica a los nuevos reduccionismos de nuestra época.

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