lunes, 11 de mayo de 2015

Innovación docente en "Narrativa Audiovisual"

Gandalf a Frodo: "No elegimos el tiempo que nos ha tocado vivir; 
pero elegimos qué hacer con el tiempo que nos es dado".

«¿En qué sentido El señor de los anillos es más verdadero que el periódico de esta mañana?». Todos los años formulo esta pregunta a mis estudiantes de Periodismo y de Comunicación Audiovisual. Los primeros suelen pensar que les estoy tomando el pelo y sospechan que dudo bastante de la profesionalidad de los periodistas actuales. Los segundos, amantes de la fantasía y la ciencia ficción, se emocionan y, después de repasar algunas citas en élfico, entran al debate de fondo.

Lo cierto es que el periódico nos pone ante un tipo de verdades que, por deficiencias epistemológicas de la profesión periodística, a menudo se reducen a un conjunto de hechos o afirmaciones asépticas sin una adecuada interpretación. Tanto se insiste en la objetividad de las noticias, por oposición a la interpretación que ofrecen otros géneros, que el periodista se gradúa con graves deficiencias en la inevitable tarea de descubrir y articular el sentido de los hechos sobre los que nos informa.

El señor de los anillos (sirven para el caso tanto el libro de J. R. R. Tolkien como la trilogía cinematográfica de Peter Jackson) no alude a hechos histórica y fácticamente acontecidos, pero nos habla de verdades universales y nos ayuda a comprendernos a nosotros mismos y nuestra particular situación en el mundo.

domingo, 26 de abril de 2015

Amor y pedagogía

Retrato de don Miguel de Unamuno, Repositorio Documental de la Universidad de Salamanca.

Escribí recientemente sobre el delicioso aunque tímido ensayo Mal de escuela, en el que Daniel Pennac disertaba durante un buen puñado de páginas para atreverse a decir, finalmente, que en esto de la enseñanza, en esto de lograr el milagro de que un chiquillo perdido llegue a ser un adulto maduro y libre, más que una buena preparación el profesor necesita amar a sus alumnos.

Más de 100 años antes de que Pennac escribiera sus errabundas reflexiones, nuestro genial Miguel de Unamuno publicó su novela Amor y pedagogía. En ella, pretendía burlarse de quienes ya entonces idolatraban el positivismo aplicado a la sociología y a la pedagogía. Unamuno consideraba una verdadera amenaza a quienes creían que los medios para la felicidad social y la educación perfecta de los niños podían determinarse mediante la aplicación de leyes, procesos y herramientas que los profesores debían ejecutar como máquinas perfectas, funcionarios-operarios. Más o menos la mentalidad que inspira nuestras últimas leyes sobre educación, así como las diversas directrices de la Unión Europea sobre la aplicación del paradigma del Aprendizaje Basado en Competencias en todos los niveles de educación y en todas las instituciones educativas.

jueves, 16 de abril de 2015

El principio de Peter: un ensayo sobre jerarquiología

Este principio de Dilbert es compatible con El principio de Peter y expresa bien cómo nos sentimos
cuando la confianza de la institución está más en los procedimientos que en las personas.

Laurence J. Peter y Raymond Hull publicaron a finales de los 60 El Principio de Peter, un ensayo sobre jerarquiología de gran éxito que se convirtió en obra de referencia para conocer el funcionamiento interno de las organizaciones. El tono de ensayo y la formulación de sus tesis pueden sonar a guasa, pero está muy documentado y, en cuanto nos lo tomamos en serio y revisamos nuestra experiencia, vemos que encierra cierta sabiduría. Ahora que está de moda la formación por competencias, recordé que el concepto central del ensayo de Peter y Hull es el del nivel de incompetencia. Comparto contigo lo que escribí hace algunos años sobre este libro.

miércoles, 8 de abril de 2015

Hanna frente al homo faber

Homo faber, Max Frisch, 1957.
Walter Faber era un ingeniero, un técnico de la Unesco, que un día empezó a darse cuenta de que su vida, sencillamente, funcionaba. Al principio no era consciente de lo que le pasaba. Hubiera sido incapaz de formularlo así, pero, sin duda, algo iba mal, y lo que le ocurrió en el aeropuerto encerraba una metáfora perfecta de su situación.

Estaba en el duty free, esperando su transbordo. Se dio cuenta de que no quería seguir viajando, no quería ir al destino final marcado en su billete. Era una impresión irracional, pero se sintió agobiado y dirigido. Decidió no subir al avión. Fue a un bar. «Plane is ready for departure», escuchó, pero hizo oídos sordos. Su retraso era tan notable que la megafonía empezó a llamarlo por su nombre. «Your attention, please… Passenger Faber, Passenger Faber».

Aunque era evidente que ninguno de los presentes en el bar sabía que él era Faber, se sintió incómodo y fue a esconderse en el cuarto de baño. La llamada continuó insistentemente. Le martilleaba. Le mareaba. Llegó a tener un ataque de pánico y casi pierde el conocimiento. Después de un rato largo, el megáfono dejó de sonar. Algo de paz. Regresó a la barra del bar. Al poco, apareció una azafata: «There you are!. We’re late, Mister Faber, we’re late». El pobre Faber sólo pudo decir: «I’m sorry». Encogió los hombros y subió al avión.

La tecnología, la seguridad, los transportes… esas cosas que para él habían sido hasta entonces su fe, su vocación, su destino, su trabajo, su vida… le atrapaban y dirigían sin que él fuera capaz de controlar la situación. Hemos confiado tanto en las máquinas y los procesos para no tener que confiar en el hombre y ahora, cuando el hombre trata de ser humano, de ser él mismo, queda automáticamente fuera del sistema y juzgado como irracional.

martes, 31 de marzo de 2015

La historia de Marie Hertuin: un canto a la Educación

Fotograma de La historia de Marie Hertuin (Jean Pierre Améris, 2014).
La película, basada en hechos reales acontecidos a finales del XIX, cuenta la historia de una sordomuda ciega de 14 años que vive sumida en las tinieblas, en un universo limitado por el tacto y los olores. Su padre, desoyendo los consejos médicos que sugerían enviarla al manicomio, acude al instituto Larnay, cerca de Poitiers (Francia), en el que unas religiosas se encargan de la formación de mujeres sordomudas. La directora del instituto declinó acoger a Marie, ya que no estaban preparadas para educar a una persona en estado salvaje, incapaz de comunicarse con el mundo. Sin embargo, una joven religiosa descubrió en aquella niña su vocación educadora y decidió encargarse personalmente de Marie.

lunes, 30 de marzo de 2015

Proyecto Blog: ¿Sueñan los periodistas digitales con mundos virtuales?

Ilustración de P. Miller, tomada de su Proyecto blog.

El hombre moderno ha vivido acomplejado por los éxitos de las ciencias naturales y aplicadas. Esa peligrosa fascinación ha sido denunciada por la mejor literatura desde el Frankenstein de Mary Shelley, homenajeada en la inolvidable Blade Runner. Recuerdo ahora, sin olvidar Un mundo feliz, a nuestro querido Miguel de Unamuno, atrapado por esa obsesión y luchando ferozmente contra ella en Amor y pedagogía. Esa fascinación por la ciencia lleva aparejada el gusto por la neutralidad, la objetividad y los datos. A esa obsesión no escapó el Periodismo, quien hizo de la información –datos objetivos, estilo impersonal, neutralidad moral– un templo divino: «Los hechos son sagrados; las opiniones, libres».

Sin embargo, hasta los puristas del lenguaje, en plena moda de las distinciones analíticas, reconocieron (véase la confesión de John L. Austin) que en la comunicación humana todo acto informativo es inevitablemente perlocutivo, es decir, que busca y provoca efectos. El Nuevo Periodismo fue una primera reacción –tan moral y epistemológica como estilística– a esas pretensiones. Tom Wolfe y compañía nos recordaron que el periodista es persona que habla de personas, que el relato es la mejor forma de comprender el corazón humano y que el periodismo o es comprometido o es inhumano.

jueves, 19 de marzo de 2015

Calidad en la universidad: de los cuestionarios de satisfacción a las bodas

Boda de un antiguo alumno de la Universidad Francisco de Vitoria (14-03-2015).

La evaluación de la calidad docente es uno de los grandes retos de la universidad española y el primer indicador relevante se obtiene a partir de los cuestionarios de satisfacción de los alumnos. Es razonable: los cuestionarios son una forma de evaluación a bajo coste que proporciona datos estadísticos fácilmente comparables entre grados, tipos de asignaturas, profesores, resultados de años anteriores y datos de otras universidades.

viernes, 27 de febrero de 2015

¿Qué sentido tienen los exámenes en la universidad?

Principiteando en el examen de la vida, 1º de Periodismo, Universidad Francisco de Vitoria, febrero de 2015.

El tema de los exámenes escritos es una de las patatas calientes en el debate de la pedagogía contemporánea. He cursado varias formaciones sobre evaluación impartidas por reconocidos pedagogos en que se identificaban los exámenes escritos con el tecnicismo vacío de «prueba escrita de contenidos». Para estos pedagogos los exámenes escritos no tienen sentido, porque consisten en volcar información memorizada mecánicamente y, además, generan un estrés y una tensión en los alumnos que es contraproducente. Yo asentía con cara de pasmarote, mientras trataba de recordar si alguna vez, en mi vida de estudiante universitario, yo había sufrido alguna prueba escrita de contenidos que se pareciera a lo que me decían. La verdad es que recuerdo alguna, pero, sinceramente, muy pocas. Y, desde luego, no recuerdo haber vivido ningún examen –ni ningún suspenso– como algo traumático, ni me dejé reducir nunca en esos exámenes a mero reproductor de contenidos.

Ese análisis de los expertos en pedagogía me pareció siempre muy simplón, desde el modo en que miran los ejercicios escritos (los lastres que el positivismo y la teoría matemática de la información imponen a la Pedagogía) hasta el modo de confundir el diagnóstico. Si buena parte de los jóvenes de 18 sufren crisis nerviosas por enfrentarse a un examen, algo mucho más básico está fallando, y corregir con rotus verdes en vez de rojos, o suprimir los exámenes escritos es mirar hacia otro lado.

jueves, 19 de febrero de 2015

Películas estrenadas en 2014 que mantienen viva la esperanza

Fotograma de Nebraska (Alexander Payne, 2013).
El jurado de los Premios de Cine Alfa y Omega –al que pertenezco desde 2005– premia el cine estrenado España en cada año natural valorando, en los aspectos técnicos y narrativos, los profundamente humanos. Este criterio hace que, como ocurre en esta edición, los premios manifiesten ausencias clamorosas; pero también procura agradables sorpresas, señalando cintas que tal vez nos pasaron desapercibidas pero que aúnan una notable calidad cinematográfica y una mirada profunda al corazón del ser humano.

jueves, 12 de febrero de 2015

Escribimos y leemos

María Zambrano. Fotografía de Raúl Cancio

«Escribir es defender la soledad en la que estamos», escribía María Zambrano. Lo escribía sola, lo leí solo, lo trascribo solo, lo publico solo. Y, sin embargo, María, tú y yo, «estamos». Ahora. Solos. Solos los tres. Juntos.

sábado, 31 de enero de 2015

Relectiones: hacia una nueva racionalidad

Portada del nº 1 de Relectiones: hacia una nueva racionalidad.
«– ¿La crisis económica? No es que los economistas no sepan utilizar las herramientas y los conceptos técnicos de la Economía, es que su racionalidad está capada. Por ejemplo: consideran la compra de viviendas como un activo, cuando una vivienda es un hogar, un proyecto de vida. Tener activos en stock es una cosa, tener en stock miles de hogares y proyectos de vida, otra muy distinta. Es necesario repensar la Economía desde sus fundamentos, poniendo en el centro a la persona». Así me hablaba hace unos días un especialista en marketing social con una formación académica tan sólida como su trayectoria profesional.

En el año 2000 empecé a elaborar un discurso similar sobre la necesidad de repensar la comunicación social, no sin el temor de pensar que yo estaba un poco loco, proponiendo cosas muy alejadas de las preocupaciones profesionales y académicas de entonces. Sin embargo, en el año 2002, la editorial Eunsa lanzó la colección Repensar. El pontificado de Benedicto XVI estuvo marcado por su insistencia en la necesidad de ampliar los horizontes de la razón. En realidad, todas estas urgencias fueron ya detectadas en el periodo de entreguerras en el corazón de Europa, por pensadores dialógicos y personalistas como Jaspers, Mounier, Buber, ArendtGuardini y tantos otros.

Aquellas intuiciones filosóficas, críticas con la auto-limitación de la racionalidad moderna –que lo redujo todo a dato empírico y lógica abstracta– empiezan a articularse de forma madura y sistemática, entre otros, por autores como el profesor Alfonso López Quintás, quien ha consagrado su vida a desarrollar un estilo integral del pensar que promueve una creatividad cultural mucho más respetuosa con el reconocimiento y la promoción de la dignidad personal. Aquellas intuiciones empiezan también a impregnar otras disciplinas científicas, técnicas y artísticas. Aquellas intuiciones empiezan también a ser consideras como una respuesta muy oportuna para las grandes carencias y limitaciones de muchas profesiones, y de un muy generalizado malestar social.

jueves, 22 de enero de 2015

«Cuando el hombre empezó a pensar», la ciencia tenía que ver con las personas

Fotograma de la serie Bones: la mejor ciencia forense al servicio del bien común.

«Cuando el hombre empezó a pensar». Así se refiere una amiga mía al tiempo en que los griegos abandonaron la explicación mítica del mundo para dar respuestas racionales sobre la naturaleza, el mundo y Dios. Luego, los mismos griegos empezaron a reflexionar sobre el hombre y las actividades humanas: Economía, Política, Arte, Sociedad, Estado, etc. Aquel periodo se llamó Humanismo porque la reflexión partía del hombre y estaba orientada al bien del hombre. Por ejemplo: el modelo básico de la economía y de la organización de las relaciones sociales era la familia. Sí, lees bien: la economía y la política no giraban en torno a la optimización del beneficio o a la obsesión por conseguir y mantener el poder, sino que atendían al bien de la familia como fundamento del bien social.

lunes, 12 de enero de 2015

Carta al yo futuro (comunicador): “¡Merécete las vacaciones!”

Son las cartas de los comunicadores, que retornarán a su autor/destinatario en febrero de 2015.

Es el turno de los alumnos de comunicación. Cuando repaso la Carta al yo futuro de los periodistas y la comparo con ésta, me confirmo en una vieja hipótesis que, no obstante, no deja de sorprenderme: existen personalidades asociadas a determinadas profesiones. ¡Son tan distintas! Y alguno querrá ahora juzgar cuál es mejor. Mal juicio. Es mejor preguntarse qué hace únicos a los comunicadores audiovisuales, qué hace únicos a los periodistas y qué tienen, no obstante, en común. Te animo a hacerte esas tres preguntas releyendo ambas cartas de corrido, una detrás de otra. Ya me contarás qué descubres.

Por si llegas de quién sabe dónde a este blog, te pongo en contexto. Hace unos días compartí en el blog un juego muy serio que me traigo con mis alumnos:
«Una de tareas que pido a mis alumnos durante su segunda semana de vida universitaria es que se escriban una carta a su yo futuro, el yo que serán al finalizar los exámenes de febrero, sus primeros finales como universitarios. Yo me quedo con esa carta –y la leo y/o la comparto, con su permiso– hasta que se la devuelvo puntualmente al comenzar el segundo semestre […]
Si me dan su permiso, espero compartirte pronto una entrada con varias perlas recogidas de sus distintas cartas. Estoy seguro de que, por torpe que sea mi intervención, el conjunto puede sonar armónico, como un poema colectivo» (Puedes leer la dinámica completa del ejercicio en: Carta al ‘yo futuro’: escribir nuestra historia y vivir con esperanza).
Pues bien, obtuve su permiso, así que pongo en tus manos un regalo: las preguntas, dudas y miedos, retos y expectativas, consejos, motivaciones y esperanzas de un gran grupo de universitarios que esperan convertirse en un futuro en buenos comunicadores audiovisuales.

domingo, 11 de enero de 2015

Carta al yo futuro (periodista): "Te envío estas letras para para recordarte lo que quiero que seas"

Cartas de los alumnos de periodismo al "yo futuro" que cada uno de ellos será en febrero de 2015.

Te compartí hace unos días un juego muy serio que me traigo con mis alumnos:
«Una de tareas que pido a mis alumnos durante su segunda semana de vida universitaria es que se escriban una carta a su yo futuro, el yo que serán al finalizar los exámenes de febrero, sus primeros finales como universitarios. Yo me quedo con esa carta –la leo y la comparto, con su permiso– hasta que se la devuelvo puntualmente al comenzar el segundo semestre […]
Si me dan su permiso, espero compartirte pronto una entrada con varias perlas recogidas de sus distintas cartas. Estoy seguro de que, por torpe que sea mi intervención, el conjunto puede sonar armónico, como un poema colectivo» (Carta al ‘yo futuro’: escribir nuestra historia y vivir con esperanza).
Pues bien, tengo su permiso y, cuando releo algunas de las cosas que aquí trascribo, no puede dejar de emocionarme. Pongo en tus manos un tesoro que es también un regalo: las dudas, miedos, retos, expectativas, consejos y esperanzas de un gran grupo de universitarios que esperan convertirse en un futuro en buenos periodistas.

miércoles, 7 de enero de 2015

Carta al ‘yo futuro’: escribir nuestra historia y vivir con esperanza


Durante sus primeros días de vida universitaria, allá por el mes de octubre, pido a mis alumnos que escriban una carta a su yo futuro, al yo que serán cuando terminen sus primeros exámenes finales. Me quedo con esa carta –y la leo con su permiso– hasta que se la devuelvo puntualmente al comenzar el segundo semestre, a principios de febrero.

Los objetivos generales de este ejercicio son siempre los mismos. Cuando la escriben, espero que se imaginen a sí mismos al finalizar el primer gran hito de la aventura universitaria que entonces comienzan. Cuando la leen, les invito a reflexionar sobre cómo encarnan en el calendario o tiempo cronológico su tiempo biográfico, su propia vida.

Los objetivos específicos varían según el año y la asignatura que comparta con ellos, como puede variar también el tiempo entre el yo presente y el yo futuro al que les pido que escriban. Todas esas variantes ofrecen posibilidades interesantes, pues los frutos de dedicar un tiempo a pensar en nosotros, a imaginar quiénes seremos y a decirle, al que seremos, quiénes somos hoy, son incontables y pueden ser muy fecundos. Por eso la carta al yo futuro es también un recurso interesante en la práctica del Coaching Dialógico.

jueves, 1 de enero de 2015

La primera impresión: frases que inauguran las grandes obras literarias

Keira Knightley encarna la Anna Karenina de Joe Wright, 2012.

La primera impresión no tiene por qué ser definitiva, pero es muy importante, porque orienta los siguientes pasos; y lo cierto es que hay una primera impresión en casi todos los órdenes de la vida: la primera impresión que recibimos -o que damos- al conocer a otra persona, al empezar un nuevo año, al encontrarnos con un libro e, incluso, al iniciarnos en el mundo de la lectura.

Acerca del buen leer hay demasiados mitos y muchos de ellos son culpables de la desafección por la lectura de demasiadas personas. Cuando repaso con mis alumnos los consejos que dan los grandes lectores, se quedan estupefactos. «Hay que leer poco», es siempre el primero. El segundo consejo rompe otro gran mito: «Hay que saber escoger los libros y en los libros». Es decir, que como debemos leer poco, no sólo conviene evitar muchísimas lecturas, sino que además tampoco es conveniente leer siempre libros enteros.