lunes, 4 de enero de 2016

Videojuegos y mundos posibles

Captura de pantalla del videojuego Fallout 4, desarrollado por Bethesda Game Studios.
«El siglo XX ha sido, sin la menor duda, la gran era de la comunicación tras un siglo XIX de experimentación y progreso técnico. […] No obstante, […] una de las manifestaciones comunicativas, estéticas, narrativas y culturales más importantes ha sido sistemáticamente ignorada por la academia: los videojuegos» (PLANELLS, Antonio J., Videojuegos y mundos de ficción. De Super Mario a Portal, Cátedra, Signo e imagen, Madrid, 2015, p. 8).

Con estas palabras nos introduce Antonio J. Planells (@antonplanells) en su propuesta: un sistema teórico-práctico para el análisis de los videojuegos, entendidos «ante todo, como objetos ficcionales y culturales» de gran impacto y relevancia social en la actividad económica, en otras manifestaciones culturales (como el cine), en la vida de los niños (en años decisivos en los que forjan su personalidad) y, cada vez más, en la vida de los adultos, atraídos por juegos que facilitan el aprendizaje cultural o de idiomas, mejoran la salud física, potencian las capacidades memorísticas e intelectuales, etc.

lunes, 28 de diciembre de 2015

¿El final de la ideología?

El genial Mingote dedicó varias de sus viñetas publicadas en Abc a denunciar el pensamiento ideológico.

Las ideologías son un fenómeno histórico que nace en Europa y caracteriza la Edad Moderna. Si nos tomamos en serio esta afirmación, deberíamos sacar de inmediato algunas conclusiones importantes. La primera es que ni la Filosofía, ni el Arte, ni la Religión –ámbitos cuya tradición se remonta miles de años atrás– tienen, en principio, nada que ver con la ideología. Otra cosa es que, desde hace 300 años, el pensamiento ideológico haya invadido todos los ámbitos de la vida con tal virulencia que hoy apenas podemos distinguir cuándo la Filosofía –o el Arte o la Religión– dejan de serlo para transformarse en Ideología.

Pero esta confusión es terrible, porque la ideología se caracteriza por exacerbar las pasiones, simplificar las ideas, dividir a los hombres en bandos, pretender resolver los problemas de la vida y prometernos la felicidad en la tierra. Justo lo contrario que pretenden la verdadera Filosofía, el auténtico Arte, la Religión piadosa, a saber: educar las pasiones, ampliar nuestra comprensión de la realidad, unir a los hombres, situarnos frente al misterio de la vida y responder a nuestro anhelo de trascendencia.

jueves, 24 de diciembre de 2015

Conversaciones sobre ‘El Principito’



El Instituto John Henry Newman (IJHN) quiso sentarnos cara a cara a @Chema Alejos y a un servidor para conversar sobre El Principito. Sin guion, sin indicaciones… dos buenos amigos que comparten pasión por una misma obra. Supongo que gustará a los amantes del libro; a nosotros se nos pasó la hora en un suspiro y me temo que hicimos trabajar extra a los editores del Instituto.

miércoles, 23 de diciembre de 2015

Una defensa de tesis doctoral: «Llevar un hecho a la plenitud de su significado»

Ana del Valle, momentos antes de comenzar la defensa de su tesis. Foto: @Suka131.

«No nos asombremos demasiado de hallar, en lugar de las palabras travelling, encuadre, objetivo y toda la fastidiosa jerga de los estudios, los términos más nobles y pretenciosos de alma, dios, inquietud o pecado» (Son palabras de Jean-Luc Godard en referencia al cine de Alfred Hitchcock).

Así comenzó Ana del Valle la defensa de su tesis doctoral, que lleva por título La posición de cámara y el montaje en el cine de Alfred Hitchock como un acto moral. La tesis ha sido defendida en la Universidad Francisco de Vitoria, ante un tribunal integrado por José Manuel García Ramos (presidente), Ninfa Watt, José Ángel Agejas, Juan Orellana y Pedro Javier Gómez Martínez.

Quiero agradecer a cada uno de los miembros del tribunal su lectura rigurosa y a fondo de la tesis; lo valioso de sus aportaciones; el modo en que se han puesto en juego reflexionando a partir del contenido de la tesis; su arte al lograr que sus correcciones orienten, formen y mejoren el trabajo de la doctoranda; y la profundidad y el valor de sus preguntas. Lamento ahora no haber grabado todas sus intervenciones para meditarlas con mayor tiempo y calma.

Fue un acto académico vibrante, de gran altura, tanto intelectual como existencial. La tesis ha recibido la calificación de Sobresaliente cum laude por unanimidad; y pronto tendré ocasión de compartir contigo más cosas sobre la “original” y “extraordinaria” tesis de mi primera doctoranda, pues “hay que tener valor para hacer una tesis sobre Hitchcock y pretender decir algo nuevo, y esta tesis lo ha logrado” –son todas palabras del tribunal–.

miércoles, 9 de diciembre de 2015

De princesas y dragones

San Jorge y el dragón, Rafael Sanzio, 1504-1506.
National Gallery or Art, Washington D.C. (EE UU).
Los seres humanos no vivimos en un medio-ambiente, sino en un mundo. Nuestra circunstancia no es un conjunto de estímulos frente a los que reaccionamos, sino uno un conjunto de realidades, más o menos próximas o lejanas, con las que nos relacionamos. Aunque fijemos nuestra atención en una sola de las realidades que nos rodean –por ejemplo, en el teclado en el que escribo estas palabras o en la pantalla en que me estás leyendo–, siempre situamos esa realidad en un fondo de significaciones que llamamos mundo y en el cuál mi teclado, tu pantalla, adquieren sentido. Por eso mismo, todas nuestras acciones revelan siempre dos dimensiones irreductibles: la visible y la invisible.

No sabemos acceder a lo invisible sin lo visible pero, a veces, lo visible nos obsesiona hasta cegarnos para lo invisible. Por eso mi maestro Alfonso López Quintás propone que ensayemos siempre una mirada bifronte, que atienda, a un tiempo, a lo visible y lo invisible. Por ejemplo: durante los pasados siglos, la educación se centró la noble tarea de lograr la alfabetización universal. Pronto nos hemos dado cuenta de que es necesaria una alfabetización de segundo grado, invisible: no basta saber leer, hay que comprender el sentido de lo que se lee. Por eso hay personas que leen mucho sin entender su mundo; mientras que otras entienden el mundo sin saber leer. Las primeras sólo ven lo visible; las segundas ven lo invisible del mundo, sin necesidad de haber leído.