martes, 18 de agosto de 2015

La historia que esconden las piedras

¿Qué historia cuentan las piedras de este collar? Moulin Rouge (Baz Luhrmann, 2001).
«Las piedras preciosas no sólo tienen quilates y leyendas, también tienen historia», enseña Gregorio Marañón (Rapsodia de las esmeraldas). Y murió al poco de advertirnos del peligro de dejarnos atrapar no por la historia, sino por la posesión de las piedras más hermosas de todas: las esmeraldas de Zobeida. Pues si algunas piedras pueden salvar vidas, otras pueden comprar almas.

Las piedras estaban aquí antes de que llegáramos nosotros. Pero no son orgullosas. Y su magia –incluso su magia negra– no es culpa de ellas. Si las escuchas el tiempo suficiente te dirán que nos estaban esperando. «¿Para qué?», les pregunté abiertamente alguna una vez. Pero ante un examen tan directo, enmudecen.

jueves, 13 de agosto de 2015

Sólo el asombro conoce

Werner Heisenberg formuló el principio de incertidumbre. Recibió el Nobel de Física en 1932.

La posibilidad del contacto con los genios mediante la lectura es una «gracia» para la que deberíamos prepararnos «como para la oración» (A.-D. de SertillangesLa vida intelectual, Atlántida, 1944). Quizá hubo un tiempo en que no era necesario decir esto. Aquel tiempo en que los libros eran escasos; la lectura, el privilegio de unos pocos; y conservar el saber por escrito, algo demasiado costoso como para relatar tonterías. En aquel tiempo, todo libro era un tesoro en sí mismo y por su contenido; y poder leerlo era un privilegio frente al que era imposible no responder agradecido. Hemos perdido la conciencia agradecida de herederos en este y otros muchos campos, y por eso, entre otras razones, resulta necesaria una pedagogía del asombro.

viernes, 7 de agosto de 2015

La persona detrás de la obra

«La grandeza de la vida de Menéndez y Pelayo fue precisamente el convertir su trabajo, sus libros, en su único amor. No estoy de acuerdo con los que dicen que don Marcelino es su obra, y que las anécdotas de su vida apenas tienen significación ni valor. […] Los biógrafos hablan de los largos años de meditación del maestro […] Pero, en esas horas, ¿qué pasaba en su alma? Estudiaba, meditaba, sí. Pero ¿cuáles fueron sus tentaciones, y sus luchas pera vencerlas, y sus ambiciones frustradas; cuáles fueron las voluntarias amputaciones que hizo de muchas rosas fragantes del inmenso jardín de su corazón?».

Son palabras de Gregorio Marañón meditando sobre su maestro (Tiempo viejo y tiempo nuevo). Marcelino Menéndez Pelayo, maestro de maestros. El hombre cuya ciencia fue asombrosa y cuyas exageraciones científicas merecen nuestros perdones. Aquellos defectos de la obra son fruto de la pasión de la persona, pasión que incendió el corazón de sus discípulos e hizo de la segunda mitad del XIX el segundo siglo de oro español. No tendríamos a la Generación del 98 sin el sello de Menéndez Pelayo.

Hay que mirar a la persona detrás de la obra pues, como dice Marañón, en la persona se ve mejor el dedo de la Divinidad creadora de la que brota luego la obra. Cuando uno escoge un gran libro, entra en un nuevo mundo. Detrás de ese nuevo mundo está el genio creador. Detrás de ese genio creador, está el mundo que lo vio nacer. Detrás de ese mundo, están otros genios creadores. Detrás de esos genios creadores hay otro mundo. Y así, en un juego de mundos y creadores que un Borges matemático y escéptico haría llegar al infinito, y en el que un confiado campesino intuye que ha de haber un primer Libro, y un primer Creador.

martes, 4 de agosto de 2015

¿Son las vacaciones una forma de arte?

Fotograma de El último samurái, Edward Zwick, 2003.

Seguramente ya estés inmerso en las vacaciones. No importa. Porque la vida del espíritu no sólo inspira el trazo de nuestros itinerarios, sino que renueva el modo en que los recorremos. Recuerdo ahora el modo en el que capitán Nathan Algren (Tom Cruise) viste –y es vestido– en su armadura para la batalla final (El último samurái, Edward Zwick, 2003). Cada pieza y cada movimiento son, a un tiempo, quehacer mínimo y expresión máxima de la vida, la muerte y el valor. Recuerdo ahora al zorro enseñándole al principito que los ritos son importantes, transfigurados en rutina creativa (El Principito, Antoine de Saint-Exupery). ¿Pueden ser las vacaciones una forma de arte que nos revele quiénes somos y quiénes queremos ser?

martes, 28 de julio de 2015

Los hechos y su sentido: ¿por qué el pollo cruzó la carretera?

Fotografía de Arthur Tress, San Francisco, 1964.
«¿Por qué el pollo cruzó la carretera?» El hecho incuestionable es que el pollo cruza la carretera. Pero, ¿por qué? A la hora de encontrar el sentido de dicho acontecimiento es donde, demasiadas veces, ponemos más de nuestra subjetividad que del análisis de lo real. Prueba de ello son las respuestas ficticias que personajes históricos muy reales darían a esa pregunta:

Platón: «Porque al otro lado de la carretera se encuentra la verdad».
Aristóteles: «Porque está en la naturaleza del pollo cruzar las carreteras».
Buda: «Preguntarse tal cosa es renegar de tu propia naturaleza de pollo».
Galileo: «Y, sin embargo, la cruza».
Karl Marx: «El pollo cruzó la carretera porque era dialécticamente inevitable».
Joseph Stalin: «El pollo debe ser fusilado inmediatamente, junto con los testigos de la escena y diez personas más, escogidas al azar, por no haber impedido ese acto subversivo».
Sigmund Freud: «Que preguntes por un pollo revela tus traumas sexuales».
Albert Einstein: «El hecho de que el pollo cruce la carretera o de que la carretera pase por debajo del pollo depende del punto de referencia».

Si le preguntas a Google "por qué el pollo cruzó la carretera", encontrarás muchas otras variantes de este chiste, con cientos de respuestas previsibles de personajes históricos o ficticios, y hasta de arquetipos profesionales, como "profesor de primaria", "profesor de universidad", etc.