lunes, 5 de marzo de 2018

¿Para qué demonios necesita un profesional aprender filosofía?

Per què Filosofia? reúne pequeños ensayos, relatos, diálogos y reflexiones de personas pertenecientes a ámbitos muy distintos, reunidas con un objetivo común: reivindicar la filosofía y su lugar en nuestros planes de estudio. Participan filósofos, profesores de esta materia y de otras disciplinas, profesionales e, incluso, alumnos. La reivindicación abarca el ámbito de la enseñanza secundaria y universitaria, así como el valor de la filosofía en el mundo profesional. Hace unos días anunciaba la presentación del libro y un adelanto de mi contribución. Aquí tienes la segunda parte de mi escrito.

«Siempre he valorado las Humanidades, pero las amé todavía más –como nos ocurre cuando perdemos la salud- cuando estudiaba Periodismo y convivía en diversas redacciones de nuestro país, hace no muchos años. No es extraño que hoy nos quejemos de la deshumanización que descubrimos en algunos espacios de trabajo –diseñados por arquitectos-, en el trato médico o en el modo en que nos presentan la realidad los periodistas. Esas profesiones se han deshumanizado por su toma de distancia respecto de las Humanidades. Debemos reconocer también que las mismas Humanidades se han tornado -¡maldito complejo!- demasiado científicas, abstractas, técnicas, alejadas de la vida real de las personas. Conviene recordar, especialmente en esta obra colectiva, que la mejor defensa de las Humanidades pasa por su capacidad de autocrítica, reflexión que debe comenzar por reconocer su progresivo alejamiento de la vida, sólo corregido por algunas corrientes filosóficas nacidas en pleno siglo XX, cuya fecundidad empieza ya a notarse en diversos ámbitos académicos.

Desde hace años imparto clase de Humanidades a futuros periodistas. Cuando me preguntan –al empezar el curso; al finalizarlo ya saben la respuesta- para qué demonios sirven mis asignaturas, les hablo de Ryszard Kapuściński. Él se definía a sí mismo como «un simple reportero» y se sonrojaría si alguien le llamara filósofo, pero lo cierto es que el género periodístico que él inventó y que llamó «texto» se ha catalogado por la crítica como «reportaje antropológico», «reportaje ensayístico», «reportaje-reflexión».

Su obra adquirió fama internacional en los 80 y en los 90 era ya mundialmente conocido como referente moral y profesional del reportaje periodístico. Fue entonces cuando se convirtió en profesor visitante en varias universidades (Caracas, Harvard, Bonn…) y recibió al menos seis doctorados honoris causa. En 2003 compartió el Premio Príncipe de Asturias de Comunicación y Humanidades con George Steiner. Aún es frecuente referirse a él como «el mejor reportero del siglo XX».

Ignacio Ramonet escribió sobre Kapuściński que «sus reportajes nos recuerdan siempre que, en la base de este oficio imposible, está la escritura, la calidad del estilo, la creatividad narrativa. Lo que nos seduce de sus textos […] es esa capacidad suya a dar a entender al lector toda una complicada situación política, en un país lejano, mediante la descripción de sus experiencias personales, en situaciones casi banales. Su capacidad de sugerencia es tal que escenas que no parecen tener una relación directa con la problemática política acaban siendo mucho más útiles al lector porque le ayudan a comprender la atmósfera de una crisis […] Sólo Ryszard Kapuściński ha elevado el reportaje a la categoría de obra de arte».

En ese mismo artículo, al valorar el discurso del periodista polaco cuando fue investido doctor honoris causa en la Universitat Ramon Llull, escribe: «En su discurso académico, Ryszard Kapuściński demostró que ese no es un ejercicio en el que él puede brillar. Eligió un tema abstracto –El encuentro con el otro- que no es lo que mejor le va, para afirmar algo que nadie con un mínimo de sentido común contradice: que hay que ser acogedor y comprensivo con el forastero […] Lo cual demuestra que la singularidad periodística no se traduce de modo fácil cuando se cambia de género».

La conclusión de Ramonet es cierta y sin embargo la premisa es falsa. «El encuentro con el Otro» no es para Kapuściński un tema abstracto, sino el motor de su vida, la fuente original de esa elevación espiritual que llena de sentido perenne sus reportajes, transfigurándolos en obras de arte. Y es penoso que esto se le escape a Ramonet, puesto que el mismo Kapuściński no dejó de enseñarlo en numerosos talleres, conferencias, entrevistas y escritos. Ramonet ejemplifica en este artículo una de las razones por las que las Humanidades aparecen hoy desvinculadas de la vida: quedan pocas personas como Sócrates, pocas personas que consideren que «ser acogedor» no es una idea abstracta que acepta todo el mundo –y nadie realiza-, sino un principio activo por el que entregar la propia vida. Así quiso entenderse Kapuściński a sí mismo, y eso le hermanaba con quién él consideraba el primer reportero de la historia: Heródoto.

Es la convivencia amorosa, íntima y rigurosa con este problema filosófico y vital del «encuentro con el Otro» el que vertebra toda la obra de Kapuściński, el que le anima a leer y escribir sobre la «filosofía del diálogo», el que le empuja a recorrer tierras extrañas y peligrosas para contarnos lo que allí sucede, el que le permite enseñarnos el sentido humano de las complicadas situaciones políticas, y el que hace que sus reportajes de hace décadas perduren en nuestra memoria, mientras que infinidad de los reportajes publicados hoy sólo servirán para envolver el pescado que compremos mañana.

¿Necesitamos, como profesionales, aprender filosofía? No se trata, claro está, de que los profesionales sean grandes filósofos. Quizá tampoco resulte un estudio inmediatamente útil. Pero es claro, por el testimonio de los autores citados, que la filosofía puede y debe servir para dar sentido, orientación, coherencia y fuerza espiritual a nuestro quehacer profesional, e insertarlo así en el conjunto de nuestra vida.

Bibliografía
ABELLÁN-GARCÍA, Álvaro. «¿Qué es la filosofía? ¿Y para qué sirve?», en DialogicalCreativity.es, 18 de mayo de 2016.
BELL, Daniel. El final de la ideología, trad. de Ángel Rivero, Alianza Editorial, Madrid, 2015.
GARCÍA-BARÓ, Miguel. Filosofía socrática. Sígueme, Salamanca, 2005.
GUARDINI, Romano. Tres escritos sobre la universidad, trad. de Sergio Sánchez-Migallón, Eunsa, Pamplona, 2012.
KAPUŚCIŃSKI, Ryszard. Viajes con Heródoto, trad. de Ágata Orzeszek, Anagrama, Barcelona, 2007.
Encuentro con el Otro, trad. de Ágata Orzeszek, Anagrama, Barcelona, 2010.
ORTEGA Y GASSET, José. Meditaciones del Quijote, ed. de Julián Marías, Cátedra, Madrid, 2012.
PLATÓN, Cármides, en Diálogos I, trad. de Emilio Lledó, Gredos, Madrid, 1981.
RAMONET, Ignacio. «Sobre el escritor polaco Kapuściński», en La voz de Galicia, 30 de junio de 2005».

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